En homenaje a Miquel Ballester Los compañeros del bombero
fallecido le recuerdan como un «gran profesional y mejor persona» PEP MATAS Nada más entrar en
la sala donde se suelen reunir, uno ya nota que no es un día cualquiera. El
aire ‘huele’ distinto y en el ambiente se respira un aura de un color espeso,
triste, incoloro... Estoy con los compañeros de turno (el ‘B’, que está de
guardia) de Miquel Ballester Oliver, el bombero de
Palma que falleció el pasado martes en Lleida. Joan,
el sargento, lo recuerda como «un tipo muy especial, callado, serio, currante,
nunca tuvo un ‘no’ a lo que le pedías... una gran persona y excelente
profesional». Kiko tiene la mirada fija en las fotos
y por su mente pasan tantos y tantos recuerdos. ‘Pepo’ está de pie, en ocasiones
asiente a lo que dicen los compañeros pero detecto que ninguno de ellos está
por la labor de contar historias. Más bien se las tragan mientras las imágenes
de sus vivencias con Miquel pasan por sus mentes como fotogramas. Interviene un
bombero joven y dice que Miquel siempre ayudaba a los nuevos, «nos ofrecía su
apoyo y eso siempre se agradece. Miquel Ballester entró en el Cos de Bombers de Palma con la
primera promoción de 1988, junto a otros 24 jóvenes. Fue la primera promoción
de academia que ha habido en el Cuerpo, después de cuatro meses de preparación
en la Escuela de Sant Ferran.
Ramón Aguiló, Joan Feliu y
Toni Sastre les entregaron los diplomas en el parque central, y en abril del
89, en Cort, pasaron de ser interinos a fijos. Sus
amigos, todos los componentes del Cos de Bombers, quieren hoy rendirle un
homenaje con esta página. Un homenaje que no tiene nada de oficial. Es un
‘hasta siempre’ al amigo. |