Los bomberos llevaban oxígeno para 20 minutos y
estuvieron una hora en el bar El
sargento Pep Toni Far rescató a un compañero y se quemó al entrar de nuevo para
intentar salvar a Alejandro Ribas LORENZO MARINA.
PALMA. Los bomberos
llevaban oxígeno en sus botellas para aguantar 20 minutos. La desorientación
por la espesa nube de humo y fuego les obligó a permanecer casi una hora en el
bar ´Jamón jamón´ y a inhalar el humo tóxico. El sargento Pep Toni Far logró
sacar Juan Gabriel Moyà, que estaba semiinconsciente. En una segunda incursión,
no logró dar con Alejandro Ribas. El bombero fallecido ya estaba entonces
inconsciente. "He sufrido una intoxicación por inhalación de cianuro y
tengo quemaduras de segundo grado tras la rodilla", aseveró ayer Juan
Gabriel Moyà, a través de la mascarilla, desde la habitación donde se encuentra
ingresado en la Clínica Juaneda. Este bombero fue de los primeros en atacar el fuego en el bar de
la calle Andreu Feliu. Cuando había llegado al fondo del local, no encontraron
el fuego. Su compañero percibió que se quedaba sin aire y se dio media vuelta.
El relevo tenía que llegar en ese momento. De pronto, el techo cayó y el bar se
convirtió en un infierno. "No paraban de caer cosas del techo", apuntó ayer la
novia de Juan Gabriel. Su pareja, policía local de Palma, ejerció ayer de
interlocutora del bombero, ante las evidentes dificultades que presentaba para
poder articular palabra. "El sargento, al ver que no salía, entró por Juan Gabriel. Él
estaba semiinconsciente, pero se quitó la mascara y pegó dos gritos para que le
oyeran", indicó la novia del bombero. Esta maniobra desesperada, aunque le
hizo tragar humo, fue crucial para que el sargento Pep Toni Far pudiera
localizarle y sacarle al exterior. Visibilidad nula Con visibilidad nula, el sargento Pep Toni Far se perdió entre la
espesa cortina de humo negro. Alejandro Ribas no aparecía por ningún lado. La
caída del falso techo había enterrado la manguera que les servía de guía para
atacar el fuego. Toda la estancia se llenó de humo y llamas. Mientras los
bomberos estaban dentro, no pararon de caer escombros y objetos desde el techo. Con el cuerpo quemado, tras agotar la reserva de su botella de
oxígeno, el sargento se vio obligado a salir al exterior sin localizar a
Alejandro. En la misma calle Andreu Feliu, el personal sanitario le cortó el
traje ignífugo. El fuego había hecho que se le quedara adherido al cuerpo. El sargento y el otro bombero se encuentran ingresados en
habitaciones casi contiguas en la clínica palmesana. Los dos evolucionan
favorablemente de sus lesiones por inhalación de cianuro y las quemaduras de
segundo grado. Expertos en regeneración de tejidos e injertos han analizado en
detalle las quemaduras de los dos bomberos. Tras examinarlos en detalle, los
facultativos han valorado positivamente el estado de las lesiones de los dos
bomberos. Las dos habitaciones albergaron decenas de bomberos que se
interesaron por el estado de salud de sus compañeros. Mientras que la
habitación de Juan Gabriel Moyà era ayer un hervidero, el sargento Pep Toni Far
prefirió mantener cierta reserva a las visitas. Los bomberos más allegados
señalaron que aún tenía carga de responsabilidad en lo sucedido. El incendio aparentemente cotidiano declarado el jueves en el
número 14 de la calle Andreu Feliu y se tornó en el más trágico en los 150 años
de historia del Cuerpo de Bomberos de Palma. Los gestos de desasosiego eran
tangibles al saber el infortunio de sus compañeros. Durante las primeras horas, psicólogos clínicos, movilizados a
través del 112, se desplazaron hasta el parque central en Son Castelló, Algunos
bomberos recibieron asistencia en esos instantes. El golpe fue muy difícil de
encajar. Nunca había ocurrido algo así. Al día siguiente, la consternación persistía en el parque central
de bomberos por la pérdida de su compañero. Alejandro Ribas era uno de los más
queridos. Su huella había quedado patente tanto en los numerosos deportes en
los que habitualmente participaba como en la elaboración del popular
calendario. En la edición de 2008, emulaba a Atlas levantando la bola del
mundo. En el último, en 2010, Alejandro se encargó de hacer las fotografías. El velatorio con el cuerpo del bombero Alejandro Ribas Millán se
instalará hoy, a partir de las cuatro y hasta las siete de la tarde, en el
cementerio del Bon Sosec. Luego, sus restos serán incinerados en el camposanto.
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