Trágico
incendio La radio que
pudo salvar a Ribas se almacenaba en cajas El informe del siniestro no se ha
cerrado seis meses después - Las investigación preliminar pasó por alto
circunstancias claves en una intervención con fallos XAVIER
PERIS. PALMA Alejandro Ribas Millán, bombero de
Palma de 34 años, murió el pasado 6 de agosto, envenenado por la inhalación de
humo durante la extinción de un incendio en un bar de
la calle Andreu Feliu.
Aquella intervención, según sus propios compañeros, estuvo marcada por graves
carencias materiales –el fallecido no tenía "hemicraneal",
como se denominan los intercomunicadores de radio que los bomberos llevan en el
casco, estropeado desde hacía meses– y fallos
humanos. Al día siguiente del siniestro, el jefe del cuerpo, Manuel Nieto,
anunció una investigación "hasta las últimas consecuencias". Pero
seis meses después, estas diligencias internas estás en el limbo mientras se
mantienen muchas de las deficiencias detectadas en el siniestro mortal. El
sindicato STEI ha denunciado las "maniobras dilatorias" que han
lastrado una investigación, que habría estado plagada de irregularidades. Tras el siniestro, el oficial que
estaba de guardia aquel día realizó el parte de servicios sobre el incendio del
bar Jamón Jamón. Este
informe se hace en todos los trabajos de los bomberos, y en él se recoge una
cronología de los hechos a partir de las declaraciones de los participantes y
unas conclusiones. Y a este mismo oficial se le encargó un informe más
exhaustivo sobre el siniestro. Seis días después del incendio se
informó a los miembros del cuerpo de que el parte estaba finalizado y las
conclusiones extraídas. En este momento surgen las primeras voces críticas en
el seno de la plantilla, que cuestionan la capacidad del oficial para realizar
un informe independiente, ya que él era el responsable de las actuaciones de
aquel día. Cambian al instructor Cuando el informe estaba casi
finalizado, los responsables del Área de Seguretat Ciutadana del Ayuntamiento deciden reemplazarle, al parecer
al constatar que no podría figurar como instructor al tratarse de una parte
implicada. Pero el otro oficial que podría hacerlo estaba de permiso por
paternidad. Se nombra entonces instructor al coordinador del cuerpo, Álex Bergas, que no es bombero,
sino un cargo político. El coordinador revisa el trabajo
realizado por el anterior instructor, y finalmente reúne en la biblioteca del
parque central, en el polígono de Son Castelló, a la veintena de bomberos que
participaron en la extinción para leer el informe técnico, realizado a partir
de las declaraciones tomadas a todos ellos. Es el 29 de septiembre. Han pasado
casi dos meses del siniestro, una demora que provoca las primeras quejas entre
los participantes en la reunión. Durante la lectura del relato de los
hechos algunos de los bomberos intervienen y se realizan diversas
modificaciones. Se hace un acta y el informe queda concluido, a falta de la
firma del coordinador y de la responsable del Àrea de
Seguretat de Cort, Pepa
Peláez. Se reparten copias entre los
sindicatos y se informa al resto de la plantilla. A partir de aquí, el informe
recibe fuertes críticas por parte de los bomberos. Se quejan de que no recoge
las declaraciones individuales de los que participaron en la extinción, no se
menciona la importancia que pudo tener la instalación del equipo de ventilación
forzosa en la expansión del fuego, no se ha cotejado la cronología de los
hechos con las anotaciones que tiene el 112, ni hay un registro de las
conversaciones entre los responsables del operativo con la central. Ante el aluvión de críticas, los
responsables del informe lo dejan sin firmar, si bien reiteran que está
concluido. De forma paralela tendría que haber
actuado el Comité de Salud Laboral del Ayuntamiento, al tratarse de un
accidente en el que murió un funcionario. Tendrían que haberse reunido en un
plazo de tres días después del siniestro. Tras reclamarlo UGT, lo hacen
finalmente el 22 de noviembre. En la reunión participaron representantes de los
sindicatos, el jefe de los Bombers, la directora del
Área de Seguridad Ciudadana y técnicos del Ayuntamiento. Peláez había asegurado
a los sindicatos que presentaría allí el informe técnico, pero este se limitó a
un dossier con la descripción del local y los materiales que ardieron. Nada
sobre lo ocurrido durante la extinción. Al informe anterior, el que fue leído
en la biblioteca, le han cambiado el nombre. Ha pasado de "informe
técnico" a "acta de la reunión". Y a día de hoy sigue sin firmar. |